viernes, 14 de octubre de 2016

2ª PARADA: AMOR

DIARIO DE VIAJE

VIAJE 2: AMOR

Seguimos nuestro viaje rumbo a la segunda estación. Todavía conservamos en nuestras caras la sonrisa tierna que nos provoca la imagen de un bebé.
Arranca el tren y pronto empieza a cambiar el paisaje. Un campo de amapolas de un intenso rojo nos indica que ya hemos dejado atrás los colores pastel que envolvían la estación de la ternura.
Pasamos por un largo túnel de rosas rojas y rosas, el vagón y nuestra ropa se inunda de su fresco aroma. 
Al salir del túnel una espesa nube de mariposas princesa roja nos saluda con sus alas y nos acompaña durante un tramo del trayecto. El recorrido tiene algunas pequeñas subidas y bajadas que nos provocan cosquillas en el estómago. Mis diez acompañantes ríen y se divierten mientras apoyan sus manos en la tripa.

Una voz con un tono muy cariñoso anuncia que estamos llegando a la estación Amor.


Dos cuadros de Gustav Klimt decoran esta parada. Y la música de Enio Morricone ameniza nuestra estancia en Amor.

He seguido la misma secuencia que en la anterior parada, Ternura. Después de relatar el pequeño trayecto hasta Amor, he leído la definición de Amor en el Emocionario. A continuación hemos abierto la tertulia para hablar de esta emoción. Seguidamente hemos analizado los dos cuadros de Klimt y hemos imaginado momentos de amor con la música de Ennio Morricone. Hemos finalizado la actividad dibujando en la ficha aquello que despierta nuestra emoción.

Como muy bien se define en el libro Emocionario, la emoción amor puede ser de las más contradictorias. Nos puede provocar una gran sonrisa o una cascada de lágrimas. En nuestro viaje ha sido más bien la segunda reacción; la clase se ha convertido en una cascada de lágrimas.
Han recordado momentos muy bonitos con familiares o mascotas que ya no están. Dentro del dolor que sentían porque ya no podían dar ni recibir amor de sus seres queridos, mostrarse tan vulnerables al resto ha hecho que el patio se volviera un lugar más comprensivo a la hora de compartir juegos. Bien es cierto que entre ellos no hay grandes conflictos, pero sí pequeños roces lógicos que surgen de la convencia, pues hoy no ha habido ningún motivo para disgustarse durante el patio. Había más complicidad entre ellos, estaban conectados por un mismo sentimiento.

 Este viaje está superando mis espectativas, solo llevamos dos paradas y siento que el hecho de hablar, sentir y emocionarnos juntos nos está uniendo más como grupo.
Ahora toca prepararnos para la próxima parada, Odio.


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